A Jesús y a mí nos faltaba un premio de actuación a cada uno, simulando normalidad entre tantos buitres. Justo en uno de mis paseos veo a un buitrico, Julián, de inmediato le doy la espalda para que no me atrape.
—¿Sara? ¿Eres tú? — me pregunta este.
Maldigo en mi cabeza y soy obligada a darle el fr