—Simplemente pasó. Así es… el amor — menciono rascando mi barbilla.
—¡Qué bello es el amor! — exclama ella dando un último movimiento y dando a bajar la palanca, que lo hace sin problema — Lo he destapado. Disculpe los inconvenientes, señorita Marianne. Con permiso.
Se despide ella regresando a la