Se me achicopala el corazón. Es dolorosamente evidente que para Luciano soy un reto y quiere volver a meterme en su cama. Para mí, tristemente él es más que eso. Pero igual, no me dejaría vencer.
—¿Y a mí qué? — me encojo de hombros con desinterés.
—¿Perdón? — suelta ofendido.
—¿A mí qué me impor