Capítulo 28.

Ellie.

Todas las piezas del rompecabezas empiezan a juntarse, el jaque mate está a punto de lograrse.

Mi mente es un verdadero desastre, no dejo de pensar quién puede haber sido la persona que se atrevió a dispararle a Vicenzo Coppola, y cuáles serían los motivos que lo llevaron a hacerlo.

No dejo de desconfiar en todo el mundo. He estado pensando en la triste realidad de la relación de Alessandra, y he tenido que dejar a mi esposo en sus manos ya que nadie más podía hacerse cargo de él mientras me dirigía a la fiscalía. Cabe recalcar que necesitaba reunirme con Leah, quien me dijo que podíamos vernos en el restaurante de su amiga más cercana, Mina Spencer, la cual era una chef reconocida en territorio italiano.

Alrededor de las nueve y treinta de la mañana, me dirigí a la fiscalía sin expectativa alguna. La verdad es que no sabía que esperar, por lo tanto, solo me presenté:

—Buenos días oficial, mi nombre es Ellie Stewart, la esposa de Vicenzo Coppola, el hombre al que le dispararon ayer por la mañana cuando se dirigía a su sitio de trabajo —saludé al policía al que se le asignó el caso—Hoy tengo que dar mi declaración ¿No es así? Me citaron a esta hora y no podía dejar de cumplir con mis obligaciones.

—Buenos días, señora Coppola —oh, es cierto. A veces olvido por completo que soy la esposa legalmente de ese hombre y que tengo su apellido porque accedí a hacer uso de él desde un principio por un año calendario, aunque ahora quiero hacer uso de él para toda una vida—Hay varias cosas de las que me gustaría hablar con usted con respecto a la investigación...Dígame ¿Cómo está su esposo? ¿Cuál es su estado de salud?

—Mi esposo se sometió a una cirugía en la tarde del día de ayer, el médico le ha ordenado quedarse internado por cuatros días así que el sábado en la mañana lo tendré en casa —sonreí—A pesar de todo lo que ha pasado, me alegro que mi esposo siga con vida. Va a recuperarse, y necesitará terapia.

El oficial me llevó a una sala de interrogatorios en compañía de otro oficial, y me invitó a tomar asiento.

—Vamos a hacerte un par de preguntas y te someterás al detector de mentiras ¿Está bien señora Coppola?

—Todo sea por Vicenzo. No tengo problema alguno, oficial —asentí, acomodándome mejor en la silla.

—Está bien, si le parece comenzaremos en este mismo instante —observé como terminó de arreglar un par de cosas y me incorporé adecuadamente en mi asiento.

—¿En dónde se encontraba cuando el señor Vicenzo Coppola recibió el disparo? —Empezó.

—Ese día, que por cierto era muy temprano por la mañana, mi esposo mencionó que iba a ir antes que yo a la empresa. Me despedí de él y ni siquiera pasó una hora cuando su hermana vino a casa a avisarme lo que estaba pasando. Todo el tiempo estuve en casa.

—¿Y durante la noche anterior? ¿Estaba todo bien entre ustedes? —Me preguntó.

Lo comprendo, en la mayor parte de los casos, es muy común sospechar de la esposa

—Vicenzo y yo no solemos pelear con frecuencia, al contrario, hemos consolidado una excelente relación de pareja. E incluso me atrevo a decir que también tenemos una gran relación de amistad que nos ha vuelto aun más cercanos el uno del otro —le respondí lo más rápido que me fue posible—Solo que aquel día sucedieron cosas que no debían haber sucedido nunca.

—¿Por qué no me cuentas lo que sucedió la noche antes del accidente? —Enarcó una ceja, como evidencia de la curiosad que le provocaron mis palabras.

—Fue una noche complicada, y les explicaré la razón; esa tarde él tenía una reunión en la empresa y me pidió que me fuera a casa para que pudiera descansar. Hice lo que me dijo y al revisar mi correo electrónico, me di cuenta que había recibido un mensaje de Harry Grant, una de mis ex parejas, del cual no supe nada desde que nos separamos, un par de años atrás. Caóticamente el hombre me confesaba su amor y me pedía volver a darle una última oportunidad, tomé la decisión de llamarlo lo más rápido que fuera posible y entablamos una conversación en la que le mencioné que estaba casada y que no tengo sentimiento alguno por Harry. Y cuando salí del hospital ayer en la noche para volver a mi domicilio, él estaba esperándome en el estacionamiento y volvió a repetirme que deseaba que ambos comenzáramos una relación amorosa una vez más. Siendo realista, aquella relación me afectó en su momento y ni estando loca volvería con ese hombre, y amo a Vicenzo que es lo que importa.

—¿Dices que volviste a ver a Harry Grant varios años después, casualmente después de recibir su correo y hablar por él mediante una llamada telefónica?

—Sé que sueña extraño, también lo es para mí, sin embargo, las cosas sucedieron tal como las estoy narrando en este momento...—murmuré—Y un par de días antes, Vicenzo había concretado un negocio para expandir la empresa de bienes raíces en Japón de la mano de la señora Margaret Grant Simpson, quien resultó ser la esposa de Harry.

—¿No le parece usted que nada de eso tiene sentido?

Siendo realista no lo tiene, no obstante, no soy una mentirosa ni nunca lo he sido. Y prefiero pagar con mi vida antes de hacerle daño a Vicenzo.

—Entiendo que no tenga pies ni cabeza, pero, como usted puede ver en el detector de mentiras, no estoy mintiendo en lo absoluto. Al igual que usted, me preocupa que todo eso sucediera de tal manera y estoy intentando pensar en quién puede ser el culpable —me exalté—El hombre con el que me casé es el ser humano más noble que he conocido, quien trata con amabilidad a todos los que están cerca, quien ha logrado obtener toda su fortuna a través de su trabajo duro...¿Y al final de qué le sirvió? Cualquier hijo de puta, y perdone la falta de respeto y la mala palabra, se atrevió a creerse Dios y poner la vida de una persona en sus manos. No creo poder confiar en nadie, porque no estoy segura de las personas que forman parte de nuestra vida, pienso en mi familia, en su familia, en el personal de la oficina o en otra persona que no estemos tomando en cuenta y que pueda ser el culpable. No confío en nada de lo que está en nuestra vida, no sé que pensar, no sé que creer y con todas esas inseguridades, debo seguir adelante con los asuntos legales de mi esposo y conseguir que la empresa no se vaya por la borda. No quiero pensar que pudo haber sido alguien a quien mi esposo considera realmente, pero, en este punto, pienso que todo es posible. La madre de Vicenzo, Vittoria, revisó todas las cámaras que existen en el edificio de la empresa y no se encontró ningún material sospechoso.

—¿El señor Coppola tenía problemas con alguien o simplemente una mala relación?

—Sí, sí, por supuesto. Él nunca ha tenido una buena relación con Pietro Messina, la pareja desde hace varios años de Alessandra, su hermano mayor. Aquello se debía a que siempre Pietro ha demostrado su interés en el dinero, y a mi esposo le molestaba muchísimo que buscara vivir del dinero de Alessandra. Pietro es un hombre callado, siendo sincera no he sido capaz de entablar ni una sola conversación adecuada con él desde la primera vez que conocí a la familia de Vicenzo.

—Pietro Messina, esposo de la hermana...—el segundo oficial anotaba los pequeños detalles que les iba contando.

—¿Y quiénes son las personas a las que su esposo les tiene más confianza?

La respuesta es fácil.

—A su grupo de amigos; Martina Grimaldi, Bosco Colombo y Alexander Catalano. Y a la mujer que ha sido su secretaria durante años, la que le ha acompañado desde un inicio, Valentina Martini.

—Señora Coppola, debe considerar la idea de que el culpable, el que le disparó a su esposo, sea una de las personas a las que más confianza le tiene. Al igual que usted debe ser produnte y mantener distancia con todos, busque dejar en las manos de otras personas, nuevas quizás, la empresa por más que no despida a los otros.

Asentí, eso es exactamente lo que pienso hacer.

—Debería considerar mucho a Messina, ese hombre tan solo vive por y para el dinero. Y en cuanto su prometida, Alessandra, le dijo que había decidido llevar a cabo una separación de bienes, le dijo cosas indeseables. En ocasiones, la ambición nos carcome, aunque yo no soy nadie para declarar un culpable y dejaré que el tiempo y las pruebas nos den una sentencia. Me comprometo a informarle cualquier novedad y a estar pendiente de todo lo que tengo cerca.

—¿Diría usted que Harry Grant debería ser considerado como un posible sospechoso dentro del caso de su esposo? —Me interrogó, dando justo en el clavo, me resultaba difícil pensar en ello.

—No puedo afirmar nada, solo que me resultó extraño que volviera a mi vida después de tanto tiempo. Creo que el culpable será hallado en cualquier momento y confío, ciegamente, en que el hombre con el que me casé no merecía lo que le sucedió.

—Los mejores seres humanos reciben las peores cosas, es una pena que las cosas sean así en este mundo —el oficial me comentó y asentí.

—Es cierto que es una pena —susurré—En este instante tengo que encontrarle una solución a todo lo que pasa en la empresa, mientras intento no morir de preocupación por el hombre que está en una cama de hospital.

—Confíe en que todo saldrá bien. Solo déjenos hacer nuestro trabajo, y usted intente no sufrir una crisis nerviosa.

—No le prometo nada oficial, a pesar de que lo intentaré con todas mis fuerzas —sonreí antes de despedirme de ambos y abandonar la fiscalía momentos después.

Tardé casi cuarenta minutos en llegar al famoso restaurante de la excelente chef a la que Leah adoraba tanto y consideraba con su vida, ingresé por la puerta principal con una sonrisa de oreja a oreja.

Al mal tiempo buena cara.

Y no dejes que tus enemigos te vean caer, aunque ahora no sepas con quién debes pelear la batalla final, todo se sabrá en el momento indicado.

—¿Ellie? —Una mujer, con ascendencia asiática se acercó a mí—Soy Mina, Leah me ha dicho que por favor te comunique que está a punto de llegar, solo que está atrapada en el tráfico.

—Un gusto conocerte Mina. Entonces, mientras ella llega, observaré un poco este precioso lugar. Felicitaciones por tan bonito restaurante de alta categoría, es maravilloso en verdad —la felicité y ella asintió. Acto seguido, me acerqué a una pared en la que ella tenía fotografías enmarcadas con gente importante en la cocina, incluso había una foto con Leah, hasta que para mi sorpresa vi que en una de esas fotos, Mina sonreía al lado de James, sí ese James.

¿Últimamente el mundo está en mi contra o estas son las consecuencias de fingir un amor? ¿Acaso todo está en mi contra estos días?

—¿Conoces a James? —Le pregunté, sin saber que pensar al respecto, a pesar que la respuesta a esa pregunta era más que evidencia.

—Conozco a James, porque es una persona importante que vino una vez a mi restaurante. Suelo hacer eso con mis clientes más importantes...No poseo una relación más allá que esa, pero, parece que tú si lo conoces.

—Sí, lo conocí en Londres hace un par de años. Él y yo estudiamos en la misma universidad —no pensaba decir más que eso, y siendo sincero, yo tampoco tenía ningún problema con James porque terminamos en buenos términos y porque él es un buen hombre al que respeto enormemente.

—¿Eres la esposa de Vicenzo Coppola? Lamento lo de su accidente...

—Soy su esposa, y sí, también lamento lo sucedido —suspiré—¿Por qué lo preguntas?

—Su hermana la señorita Alessandra solía venir mucho con su novio a este restaurante hace un par de años, el señor Pietro si no me equivoco...—chasqueó los dedos —Supongo que ellos dos terminaron.

—Ellos todavía siguen juntos ¿Por qué creerías que su relación culminó? —Me pareció extraño su comentario, completamente extraño.

—Lo digo porque él sigue viniendo a mi restaurante, pero, acompañado de una muy alta que siempre lleva su cabello en una cola alta, castaña de ojos verdes. Pensé que ella era su nueva novia.

Espera...

¿Una mujer castaña de ojos verdes y coleta alta?

Esa es la descripción física de Valentina.

—¿De casualidad no haz escuchado cómo él se dirige a ella alguna vez, es decir, el nombre de la muchacha? —Inquirí, con los nervios de punta.

—Sí, por supuesto, ellos vienen aquí todos los viernes —me respondió—La señorita de ojos verdes es Valentina, aunque él la llama Vale en ocasiones.

¿Qué hacía Pietro Messina con Valentina? ¿Y qué tiene que ver el novio de mi cuñada con la secretaria de mi esposo?

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