Tras un rato más en el baño, Alex y Amelia volvieron al dormitorio. Él corrió las cortinas y pronto quedó al descubierto toda la habitación cubierta por interminables ventanas que mostraban la ciudad.
Amelia yacía desnuda a su lado, apoyando la cabeza en su pecho y acariciando los pocos pelos que allí existían mientras su mirada era distante.
- ¿En qué estás pensando? - preguntó Alex, acariciándole la espalda.
- Se acerca la Navidad. - Comentó ella. - Quería pasarla con mi familia. Todos los años la pasamos juntos.
- Podemos ir a Charleston si quieres. - sugirió Alexander. - 'O podríamos traerlos a todos aquí. Tenemos habitaciones de sobra en el piso y apuesto a que a la señora Smith le encantaría la casa llena de gente.
Amelia sonrió, levantando la mirada hacia ella.
- Ojalá estuvieran aquí también los hijos de Ron y ella. - comentó. - Recuerdo que Helena comentó que hacía tiempo que no los veía.
- Es una idea estupenda. Yo crecí con sus hijos, son prácticamente mis hermanos. - Com