Molly Goldberg
—Sí, —busca rápido en su bolsa del traje, mientras camina hacia a mí, encuentra la llave, a medio camino de las escaleras nos encontramos, regreso a la habitación y agarro la perilla, pero esta se abre, no veo a Noah en el interior. — ¿Noah?
—Mami—doy un brinco cuando me rodea las piernas y ríe más, suelto una carcajada, lo atrapo y lo recuesto en la cama desarreglada y lo lleno de cosquillas, reímos ambos.
— ¡Eres un niño muy travieso! —su risa es música para mis oídos. —Tenemos que bañarnos, vamos. —él levanta sus pequeños brazos hacia a mí para que lo levante.
Después de unos minutos, Noah está bañado, me he dado una ducha rápida, lo termino de arreglar y me espera sentado en la cama jugando con mi móvil mientras me arreglo fugaz.
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