Henry
Miro los documentos en mis manos, pero mi mente está con Molly y Sebastian, ¿Ya habrán dejado de hablar? Me quedo mirando un punto del escritorio, ¿Realmente iban a hablar de la mudanza? ¿O solo era una manera de distraer mi atención? Dios, nunca me había sentido así. Tiro los documentos sobre el escritorio y me dejo caer en el respaldo de la silla, el aroma a puro sigue en el ambiente. Alcanzo el teléfono y marco a Molly.
— ¿Sí, señor Goldberg? —mi corazón late a toda prisa. — ¿Sí?
—Necesito que retiren todo el olor a puro de la oficina, no sé qué podrían hacer los de limpieza.
—Hablaré con ellos. ¿Otra cosa? —me quedo en silencio, dudando en sí preguntar.
— ¿Ya has hablado con Sebastian? —lo hago. Por un momento se hace un poco de silencio.
—Sí, he