Carolina se ajustó su vestido negro, luego sus dedos acomodaron el cabello negro por delante de sus hombros. Horas después de hacer el amor con Daniel, no había podido dormir y esas ojeras debajo de sus ojos aceitunados, lo confirmaban, repasó cada momento del atentado, habían arruinado el cumpleaños, además de ello, había perdido a Perla y, a seis personas del equipo de seguridad. Todo estaba cambiando tan rápido. El enemigo estaba acercándose más. Y tenía que prepararse para ello.
— ¿Estás lista? —preguntó Daniel, sacándola de sus pensamientos, ella miró hacia la puerta, él lució un traje negro, la corbata y camisa del mismo color.
—Si. —luego regresó por última vez la mirada al espejo, era hora de despedir a Perla y al resto que intentaron protegerlos.
Perla no tenía a nadie más, por eso había dejado su principal camino para unirse al de Carolina y Daniel, después de perder la vida, Perla había sido puesta en el mausoleo privado de la famili