Capítulo VIII
El novio
Benjamín Greene estaba adquiriendo su chaqué en una sastrería en la que solo los más ricos podían comprar sus atuendos de boda.
-Espero que se esmera me caso y debe ser el traje más caro y mejor diseñado de todos.
-Señor,-le respondió el sastre-sin duda este será el más distinguido créame.
Benjamín se recreaba ante el espejo mientras le tomaba medidas el sastre y pensaba en lo pobres que habían sido su madre y su difunto padre. Apenas tenían para mal comer y sus ropas eran de segunda mano, pero un día la fortuna llamó a su puerta al morir su tío, este le dejó una fortuna. Era como si los cielos mismos se hubiesen abierto. Él acrecentó aquella invirtiendo en bolsa y en productos financieros muy acertados. Ahora era el más rico de los que caminaban por Inglaterra. Lores y duques, sires y banqueros anhelaban ser sus amigos y relacionarse con él. Ni su falta de título nobiliario les impedía hacerlo. Aquel traje les hubiera dado de comer todo u