Me arreglé y me puse un vestido rosa con parte de la espalda al descubierto, usé unos tacones que hacían juego con el vestido y me alisé el pelo. Llamaron a mi puerta, me acerqué y ante mi vista estaban Érica y Hazel, estaba arreglaba. Me agaché a darle un besito en la mejilla.
—Estás precioso— le dije sincera.
—Gracias, tú también estás guapa.
—Cierto—le apoyó Érica.
—Igualmente, gracias—me puse en pie. — ¿Crees que estarás bien con Sam y la tía Érica? — él asintió.
—Lo pasaremos genial, tú intenta disfrutar de lo que sea que es