Capítulo veintitrés

Me arreglé y me puse un vestido rosa con parte de la espalda al descubierto, usé unos tacones que hacían juego con el vestido y me alisé el pelo. Llamaron a mi puerta, me acerqué y ante mi vista estaban Érica y Hazel, estaba arreglaba. Me agaché a darle un besito en la mejilla.

—Estás precioso— le dije sincera.

—Gracias, tú también estás guapa.

—Cierto—le apoyó Érica.

—Igualmente, gracias—me puse en pie. — ¿Crees que estarás bien con Sam y la tía Érica? — él asintió.

—Lo pasaremos genial, tú intenta disfrutar de lo que sea que es

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