—Señor Gómez, ¿por qué no vino Luna?
Álvaro contestó tranquilamente:
—La señora ya llegó, está abajo jugando golf con el director. Si quiere ir a verla, puede ir ahora mismo. El director ordenó que el Grupo Prosperidad se encargase de la fiesta de cumpleaños.
Nadia contestó con alegría:
—Muchas gracias, señor Gómez.
Álvaro afirmó con la cabeza y contestó:
—De nada, señorita Vázquez.
Martín gritó eufórico su nombre con la esperanza de recuperar algo:
—Nadia...
Nadia se agarró con fuerza la falda y, finalmente, le miró y dijo:
—Te lo dije, Martín, tarde o temprano recibirías tu merecido.
Al dejar caer esa frase, levantó la cabeza y se marchó de inmediato del lugar. Ahora solo quedaba un grupo de gente enfurecida gritando y discutiendo. Los familiares de Martín subieron al estrado uno a uno, acusándole y preguntándole muy enfurecidos una y otra vez:
—Martín, ¿qué rayos pasa aquí? ¿Por qué se ha ido? No olvides que nuestras familias te dieron de comer, te compraron ropa y te permitieron i