Capítulo 212
—¡Detente!

Faltaban quince minutos cuando Luna se disponía a subir las escaleras y escuchó un rugido muy fuerte, desde algún lugar.

Luego, dos personas se acercaron desde la entrada del complejo. Sergio sostenía un cigarrillo, seguido por una hermosa chica con un vestido de punto y largos rizos ondulados.

La chica alcanzó a Sergio y le dio una fuerte bofetada en la cara.

—¡Sergio, eres un desgraciado!

—¿Por qué tienes el derecho de terminar conmigo con un simple mensaje? ¿Qué crees que soy? ¿Un juguete que tú puedes llamar y desechar a tu antojo?

Sergio, en lugar de enojarse, al contrario, sonrió y arrojó su cigarrillo, metiendo las manos en sus bolsillos.

—Solo estoy jugando, si me canso, lo dejo y ya.

Bajo la luz de la farola, la luz blanca brillaba sobre la cabeza de Sergio. La brisa movía su cabello, cubriendo esos atractivos ojos hermosos, que rápidamente se hincharon con cinco marcas de dedos.

—No estoy interesado en mujeres que se entregan tan fácilmente. ¡Encuentra a alguien má
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