DEREK
Todo estaba preparado para el gran evento de mañana: el Festival de Literatura Nacional, que se celebraría en el majestuoso Teatro Rubén Darío, en el corazón de la ciudad. Ya teníamos los ajustes para el evento, los mejores libros que serán seleccionados y las escritoras que se presentarán, estaba ya más que tranquilo.
Al llegar a casa por la tarde, la calidez familiar me recibió como un abrazo. Mi madre, mi padre y mi hermana ya estaban allí, entreteniendo a mis hijos en la sala. Apenas crucé la puerta, mis ojos buscaron de inmediato a Milena. La encontré en la cocina, siempre tan diligente, preparando algo delicioso.
—Buenas tardes, ¿cómo están todos? —saludé con una sonrisa.
—¡Papi! —gritaron mis hijos mientras corrían hacia mí—. Hoy pasamos casi toda la tarde con los abuelitos. Y Milena se quedó solita, ¿verdad, Milena? — Replicó Jader y Jade soltó una risita.
Milena, un poco sonrojada, asintió.
—Sí, pero aproveché para prepararles un postre —dijo acercándose con una bandeja