Capítulo 38 — Una leona con sus cachorros.
- ¡Esto es un ultraje! - dice enfadado el Sr. Allsburg, sacando un pañuelo para su mujer. - ¿Has perdido la cabeza, Evelyn?
- Eres tú la que no tiene vergüenza de aparecer por aquí después de todo lo que ha hecho tu hijo. - Orfeo tomó la palabra, protegiendo a su mujer y a sus hijas.
- ¿Qué ha hecho nuestro hijo? ¡Fue tu hija quien lo abandonó en el altar y expuso su imagen! - replicó Margareth, fuera de sí.
- ¿Vosotras dos sabíais que estaba con otra en vuestra casa y queréis haceros las víctimas? - dijo Evelyn. - Hazme un favor, Margareth. ¡Sal de este baile antes de que te arrastre de los pelos!
Viv, Sierra y Ofelia contemplaban estupefactas la escena mientras Vittorio y Marco se colocaban delante de ellas para protegerlas. Su madre nunca se quitaba los tacones. Era una mujer extremadamente educada y sólo levantaba la voz cuando era necesario. Pero Evelyn siempre fue una leona cuando se trataba de proteger a sus hijas, sobre todo de una lengua tan venenosa como la de Margareth von