Capítulo 35 — Una hermana terrible.
- ¿Dónde estamos? - preguntó Sierra con curiosidad cuando por fin se detuvo frente a una casa.
Era un domingo tranquilo y Vivienne había decidido pasear por el barrio con su hermana pequeña para tomar un café cuando acabaron delante de la casa de Vittorio.
- Quiero presentarte a alguien. - replicó Viv, volviéndose hacia la menor-. - Es un niño muy simpático, el hijo de mi cliente, y tiene el mismo coeficiente intelectual que tú.
- Ah, ya veo. - sonrió Sierra. - Quieres que sea tu conejillo de indias de una persona que consigue vivir plenamente a pesar de ser excepcional. - Dijo con suspicacia.
Viv le guiñó un ojo, cogió a su hermana por los hombros y le besó la frente.
- Quiero que vea que puede tener una vida normal, aunque su padre no piense lo mismo. - le explicó. - Que puede ser magnífico como mi hermana pequeña.
- Claro que sí. - Sierra contestó por fin cuando Vivienne pulsó el timbre.
Un minuto después, Enzo abrió la puerta principal, sonriendo a Vivienne.
- Buenos días, Enzo. -