Mirando la cabeza caída de Erik, reinaba un silencio sepulcral en el recinto.
Los gritos y reprimendas de antes habían desaparecido por completo en este momento.
Ricardo se quedó petrificado.
Tadeo también se quedó petrificado.
La familia Solís, el Palacio de Jade y todos los guerreros presentes, todos se quedaron petrificados.
Todos abrieron los ojos de par en par, incrédulos.
Nadie esperaba que Pedro fuera tan despiadado.
Frente a la familia Solís, frente a la federación del camino marcial del norte y del sur, frente a las numerosas sectas, cortó a Erik directamente con un solo golpe.
Sin razón, sin explicación, como si estuviera matando a un perro, de manera simple y directa.
Después de un breve silencio, todo el lugar estalló.
—¡Pedro! ¿Cómo te atreves a cometer un asesinato en público? ¡Qué audacia la tuya!
—¡Asesinato para silenciar! ¡Esto es un asesinato para silenciar!
—¡Tal acto despiadado, merece ser condenado por todos!
—¡Maten a ese hombre! ¡Vengue