—Salvarla no es difícil, pero siendo extraños, ¿por qué debería hacerlo? —dijo Pedro con indiferencia.
—Joven, si estás dispuesto a curar a nuestro líder, olvidaremos todos los agravios pasados —Rebeca empezó a persuadirlo sutilmente—. Y además, si lo deseas, puedo asegurarme de que elijas a cualquiera de las discípulas del Palacio de Jade para que sea tu esposa.
—No me interesan las personas del Palacio de Jade. Puedo salvarla, pero tendrán que aceptar tres condiciones —dijo Pedro con frialdad.
—¿Qué condiciones?— Rebeca entrecerró los ojos ligeramente.
—Primero, quiero cincuenta mil millones como recompensa —Pedro levantó un dedo.
—¿Cincuenta mil millones? ¡¿Por qué no mejor vas y robas?! —exclamó Marisol, furiosa.
—Si no están de acuerdo, entonces no hay trato —Pedro fue directo.
—¡De acuerdo, de acuerdo, cincuenta mil millones entonces! —Rebeca asintió repetidamente.
El dinero es externo al cuerpo; mientras el líder viva, conseguir algo de dinero no es un problema en absoluto.
El P