Mientras corría frenéticamente, Zenón se felicitaba en secreto.
Afortunadamente, era rápido, si no, habría sido su fin. Después de todo, aquél era el gran maestro, Horacio.
¿Quién podría superarlo?
Enfrentarse a un monstruo de tal calibre.
¿No era acaso buscar una muerte segura?
Tras un breve momento de miedo, algo cruzó por su mente, y rápidamente su rostro se iluminó con una sonrisa triunfante.
Se subestimaba a sí mismo internamente.
"¿Y qué si es Horacio? ¿Qué importa si es una leyenda? Al final, ¿no escapé?¡Basura!"
Mientras se reía, la expresión de Zenón se congeló repentinamente, y un intenso sentido de crisis lo invadió sin razón aparente. Instintivamente, miró hacia atrás.
Vio un resplandor blanco en forma de media luna, cortando el aire a la velocidad de un rayo. Llegó en un abrir y cerrar de ojos.
—¡Ah! —Zenón gritó aterrorizado, sintiendo explotar su cuero cabelludo.
Inmediatamente activó toda su fuerza, formando un escudo delante de él.
El escudo apenas se había f