—Señores, sé que me odian, pero ahora escúchenme un momento. —Pedro miró a su alrededor y comenzó a hablar con voz muy firme. —Una vez que termine, hagan conmigo lo que quieran, no me resistiré a ello.
—Al borde de la muerte, ¿y todavía esperas defenderte?
Jovito lo miró fijamente.
—Crean o no, debo decirlo: Saúl merecía morir, ¡porque él fue el verdadero envenenador! — Las palabras de Pedro sorprendieron a todos.
—¡Tonterías! — Jovito refunfuñó. —Saúl es descendiente de la familia Flores, ¿cómo podría envenenar a su propia familia? Creo que simplemente estás intentando inculpar a otro.
—¡Exacto! Incluso si intentaras inventar una historia, ¿no deberías encontrar una razón más sólida y creíble? ¿Decir que Saúl es el asesino? ¿Quién lo creería?
Los presentes se burlaron y las miradas que le dirigieron a Pedro seguían siendo desafiantes.
Si no fuera por Estrella protegiéndolo, hace tiempo ya habrían actuado.
—Si dices que Saúl es el asesino, ¿tienes pruebas? —Valentín, que había estado c