Capítulo 400
Rodeado por la belleza en sus brazos y disfrutando del familiar aroma que emanaba de ella, Pedro no pudo evitar sonreírle con cariño.

Era evidente para él que ella estaba realmente preocupada por su bienestar.

De otro modo, no habría llorado tan amargamente.

—Ya, ya, no llores más. Mi camisa está totalmente mojada, y la acabo de comprar hace un par de días. —Dijo Pedro finalmente, tras sostenerla con gran afecto en sus brazos por un momento.

—¡Pues te la reembolso y ya! —Leticia soltó sus brazos y le dio un fuerte pellizco en la cintura a Pedro, lo suficientemente fuerte como para hacer que él frunciera el ceño.

—Y tú, ¿qué diablos estaba pasando? ¿Por qué no saliste antes? —Interrogó con rabia Leticia.

—Con Javier como una amenaza potencial, tenía que asegurarme de neutralizarlo antes de poder salir. —Respondió Pedro como si fuera lo más lógico del mundo.

—Entiendo que seas bueno en artes marciales, pero deberías considerar tu propia seguridad. ¿Qué habría pasado si la bomba lo
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