Al caer la tarde, en la clínica "Bueno y Feliz", Pedro estaba inmerso en el desarrollo de un nuevo medicamento cuando un Bentley plateado se detuvo repentinamente en frente del edificio. La puerta del coche se abrió y Estrella, vestida con un apretado vestido plateado que realzaba su seductora figura, descendió grácilmente del vehículo.
—Amor, ya llegué —dijo Estrella, entrando con una sonrisa encantadora y agarrando el brazo de Pedro al verlo—. Vamos, te llevaré a cenar algo delicioso esta noche.
—¿Una cena deliciosa? ¿Dónde? —Pedro estaba visiblemente curioso.
—Lo sabrás cuando lleguemos —respondió Estrella, tomando su brazo y dirigiéndose hacia el coche sin más preámbulos.
El vehículo comenzó a moverse a una velocidad constante y, aproximadamente cuarenta minutos después, se detuvo frente a un lujoso club social.
—Señorita Estrella, ¿ha llegado? ¡Por favor, pase! —dijeron los anfitriones al verla, inclinándose respetuosamente. Uno de ellos se adelantó para guiarles.
Al llegar al re