—¿Qué dijiste? ¿El principal accionista?
Al escuchar esas palabras, Paula primero se quedó atónita y luego rompió a reír a carcajadas:
—Jajaja, ¡Pedro! ¿Tomaste la medicina equivocada o qué? ¿Tú, el principal accionista? ¡Vaya chiste!
—Pedro, Pedro, ¿fanfarronear delante de otros es una cosa, pero intentar impresionarnos a nosotros? ¡Es simplemente humillante! —Francisco se burló.
Conocía perfectamente la identidad de la otra parte.
Un simple peón con trucos poco convencionales, sin ninguna habilidad real.
—Crean o no, les garantizo que no obtendrán los derechos de representación —dijo Pedro con indiferencia.
—¡Hmph! ¿Garantías? ¿Realmente te consideras alguien importante?
Paula frunció el ceño con desdén:
—El gerente a cargo está aquí hoy, y con una sola palabra suya, puede decidir el resultado final.
—No conozco a ningún gerente, pero estoy seguro de que no tiene ese poder.
Pedro mantuvo la compostura.
—¡Qué broma! Si el gerente no tiene ese poder, ¿acaso lo tienes tú? ¡Deberías m