—¿Atreverse a golpear a alguien de la Puerta de Basalto? ¡No sabes lo que te espera!
La mirada de Adrián se tornó extremadamente hostil.
Para ellos, que son como hermanos de sangre, golpear a su discípulo menor es como golpearle a él mismo en la cara.
—¡Sálvame, sálvame!
Raquel, como si hubiera visto a su salvador, de repente se sintió revitalizada.
—Señorita Raquel, no se preocupe. Con mi maestro hermano y yo aquí, este chico no podrá herirte hoy —Emilio prometió firmemente.
No había terminado de hablar, cuando Pedro le dio otra bofetada a Raquel, mandándola a volar.
Sin más palabras, dejó en claro su posición con sus acciones.
—Tú...
Emilio estaba visiblemente enojado, claramente incapaz de adaptarse a la sorpresa de Pedro.
—¡Desgraciado! Estás condenado, ¡toda tu familia está condenada! Estos dos son poderosos miembros de la Puerta de Basalto. ¡Ante ellos, eres basura! ¡Voy a hacer que te rompan ambos brazos y piernas, y luego te torturen adecuadamente!
Raquel,