Capítulo 1208
No solo Doroteo, sino también Sergio y sus compañeros se llevaron un susto con la aparición de este viejo tuerto.

Todos ellos eran grandes maestros, con una percepción excepcionalmente aguda, capaces de detectar el más mínimo movimiento.

Sin embargo, no habían percibido en absoluto la llegada del viejo tuerto, lo cual era verdaderamente extraño.

Lo más crucial era que, a sus ojos, el viejo no mostraba ninguna fluctuación de aura; parecía completamente ordinario, indistinguible de un anciano común y corriente.

Pero entonces, ¿podría un simple anciano parar el ataque de Doroteo?

¡Claramente no!

La única explicación posible era que la fuerza del viejo tuerto superaba con creces la de ellos.

—¿Quién eres tú, que te atreves a interferir en los asuntos de la Organización Abisal? —Doroteo frunció el ceño y exclamó con voz severa.

Ya era bastante difícil lidiar con un Pedro, y ahora aparecía otro formidable oponente, complicando aún más las cosas.

—¿La Organización Abisal es algo impresionante
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