Capítulo 118
En el pasado, cuando había banquetes en la residencia familiar, Delicia siempre estaba tan ocupada que no tenía tiempo de arreglarse con tanta elegancia. Los vestidos hechos a medida que tenía guardados en su armario rara vez se usaban. Alvaro nunca la había visto vestida así en todos estos años. Ahora, al verla, parecía una estrella deslumbrante en el cielo, tan cercana pero al mismo tiempo inalcanzable, lo que le causaba una sensación de inquietud.

Al subir al coche, Delicia notó la mirada de Alvaro y preguntó con sarcasmo:

—¿Qué miras?

Alvaro, volviendo en sí, respondió con un tono complejo:

—Te ves muy bien con ese vestido.

Era la verdad, ella estaba realmente hermosa. Parecía que él nunca había apreciado completamente su belleza.

Delicia, jugando con sus uñas pintadas, preguntó provocativamente:

—¿Cómo me comparas con las mujeres que tienes afuera?

Alvaro, irritado, replicó:

—¡Podrías callarte!

Parecía que cada vez que Delicia hablaba, lograba enfadarlo aún más.

Delicia lo mir
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