Punto de vista de Bill
Mi madre me invitó a cenar en uno de nuestros hoteles familiares. Acepté enseguida, consciente de que llevábamos tiempo sin tener una conversación a solas.
Al llegar, me sorprendió ver a Doris charlando con mamá. No tenía ni idea de que estaría allí. Me irritó profundamente su amabilidad fingida, especialmente recordando cómo había tratado con desprecio a uno de nuestros conserjes hace unas semanas.
Me detuve en seco, deseando estar en cualquier otro lugar.
Doris me vio antes de que pudiera darme la vuelta. Me lanzó una sonrisa y exclamó: "¡Bill! Qué bueno que hayas venido".
Mamá se giró y me dijo: "Ven, siéntate con nosotras. Justamente hablábamos de ti".
Me acerqué a regañadientes a su mesa, cada paso más pesado que el anterior, arrastrando los pies como queriendo postergar lo inevitable.
"Pensé que cenaríamos solo nosotros dos, mamá", le reclamé, sin disimular mi fastidio por la presencia de Doris.
Mamá y Doris intercambiaron miradas, sorprendidas por mi reacc