Punto de vista de Serena
Stevie se abalanzó sobre mí en cuanto entré y antes de que siquiera pudiera sentarme, ya estaba echando humo.
—¡Ese cabrón! Si alguna vez lo veo, te juro que voy a...
—Stevie... —intenté calmarla, pero no quiso escuchar.
—No, en serio, Serena. ¿Qué clase de escoria hace algo así? —Sus puños estaban apretados como si estuviera lista para pelear—. No estuviste aquí ayer. ¿Estás bien? ¿Presentaste la orden de restricción? Porque si no lo hiciste, yo misma me encargaré de él.
—La presenté —respondí—. Pasé todo el día ocupándome de eso.
Exhaló con cierto alivio, pero todavía enojada. —Bien. Si ese degenerado se acerca a ti otra vez, te juro...
Solté una risa débil que sonó hueca. —Gracias, Stevie, pero no tienes que convertirte en una asesina por mí.
—No estoy bromeando —espetó—. Si lo veo, no me contendré. Nadie se sale con la suya después de hacerte algo así.
—No es solo él, no sé si puedo volver a Rodeo Drive porque cada vez que pienso en ello...
La expresión de