Punto de vista de Bill

Álvarez entrecerró los ojos. —¿De padre a padre? Pfft —se burló—. No tienes ni idea de lo que es estar en mi lugar.

—Entonces házmelo entender. —Le pedí, con voz tranquila, pero firme.

Álvarez se inclinó hacia adelante, sus ojos ardían con intensidad. —¿Crees que lo entiendes, Bill? No tienes ni idea de lo que es despertarte sin nada e irte a dormir con menos aún. Ver a tu hija pasar hambre porque no hay comida en la mesa o aceptar trabajos de mierda solo para mantener un techo sobre tu cabeza.

Álvarez apretó los puños mientras me miraba. —¿Crees que puedes entender eso? Un multimillonario como tú nunca conocerá la desesperación que lleva a un hombre a hacer lo que yo he hecho. —Añadió.

Respiré profundamente, sintiendo una punzada de empatía. —Tienes razón, Álvarez. No puedo entender completamente lo que has pasado. Pero sí sé lo que es estar desesperado y sentirse impotente. Sé lo de la leucemia de Ana, sé que está librando su propia batalla, y sé que harías cua