Punto de vista de Serena
Las cejas perfectamente arqueadas de Edén Jiménez se elevaron mientras examinaba un par de pendientes, y una sonrisa burlona se dibujó en sus labios cuando se volvió hacia uno de sus amigos.
—Edén, estos pendientes son para morirse. ¿Qué opinas? —Preguntó su amiga, sosteniendo las joyas.
Él ladeó la cabeza, considerándolos. —Son fabulosos, cariño. Perfectos para tu próximo evento.
Me armé de valor y di un paso adelante.
—¡Bienvenidos a nuestra tienda! ¿Puedo ayudarles con algo hoy?
Los ojos de Edén se encontraron con los míos y por un momento, creí ver un destello de reconocimiento. Su sonrisa burlona se ensanchó.
—Ah, la talentosa Serena Nixon en persona. Tus piezas son exquisitas. Estábamos admirando tu última colección.
—Gracias —respondí, manteniendo mi voz firme—. Me alegra que les gusten.
Él hizo un gesto hacia sus amigos.
—Por ahora solo estamos echando un vistazo, pero quizás necesitemos tu opinión experta más tarde.
—Por supuesto —dije, asintiendo—. Si