Una esposa para el conde. Capitulo 13
De repente, una sonrisa casi imperceptible se formó en sus labios y se preguntó: «Si Arthur, a pesar del abandono y las pérdidas, ha podido hacer a un lado el dolor y cobijar en su corazón el amor, ¿por qué yo no podría?»
Cerró sus ojos por unos instantes y cuando los volvió a abrir, comprendió las palabras de Anabelle. El mundo seguía girando como siempre, nada se había detenido solo por su dolor y resentimiento. Una persona como Arthur, que en el pasado era reacio al amor, ¡ahora estaba enamorado! Las noches seguían muriendo con cada amanecer. Y cada amanecer era una nueva oportunidad de vivir y disfrutar de algo nuevo. Ya estaba cansado de buscar en el silencio y la soledad aquellas respuestas que siempre flotaron alrededor de su cabeza. Susan simplemente no lo quería como él a ella, y no era su culpa pues en los sentimientos no se mandaba. Él mismo no podía controlar los suyos. Además, no haber sido sincera desde un principio, debía tener una explicación. Tal vez, como dijo aquell