—¿Cómo?
—Regresó a su casa de campo… —susurró apenas Mary—. Pensamos que lo sabrías.
—Estábamos seguras de que su excelencia y tú llegaron a un acuerdo y que, tal vez, a su regreso anunciarían su compromiso.
Los ojos de Claire se llenaron de lágrimas y Mary le hizo un gesto a su hermana para que cerrara la puerta con llave. Una vez asegurada su intimidad, Claire abrazó a sus amigas, que la consolaron en silencio sin saber el motivo por el que se encontraba en aquel lamentable estado.
Sophie le tendió una taza de té para que bebiera un poco y se calmara antes de que comenzara a hablar.
—Gracias a Dios mi madre no se encuentra…
Mary le procuró un pañuelo, y Claire se limpió las lágrimas.
—Claire, sabes que puedes confiar en nosotras y que jamás te traicionaríamos. Así que dinos qué sucede exactamente entre el duque y tú.
Ella suspiró e intentó sonreír. Era verdad que podía confiar plenamente en ellas, y estaba segura que jamás la pondrían en evidencia. Habían crecido juntas y compartían