Una esposa para el conde. Capitulo 44
Tal y como lo había dicho Essex, al día siguiente acudieron juntos a la otra boda del duque de Lancaster, la boda real según las propias palabras de Arthur y fue cuando le compartió en privado toda la situación con Anabelle.
—¿Te has dado cuenta de que nuestros bebés nacerán prácticamente al mismo tiempo? —fue lo primero que Arthur mencionó, dejando de lado la riña amorosa de su amigo—. Podríamos ser consuegros… —Sonrió con satisfacción.
—Primero debo resolver el asunto con la futura madre de mi hijo, Arthur. ¿No me has escuchado? —le increpó con exasperación.
—Si ya la has embarazado, todo es cuestión de tiempo, no te preocupes. —El duque le restó importancia al asunto.
—Eres imposible… —suspiró.
—Has logrado lo que yo no pude: meter a tu prometida en tu cama antes de la boda. No hay nada que no puedas resolver, Thomas. Esa mujer te ama y no dejará de hacerlo por una estúpida trampa que no tuvo frutos —explicó con convicción—. Solo debes convencerla del mismo modo en que lo hiciste c