Él la estudió en silencio durante unos instantes. Rosie suponía cuál sería su respuesta. No estaba preparada para lo emocionante que iba a hacer aquel momento. Nunca se había enamorado de nadie y ahora estaba loca por Mauricio.
— Mi adorada Rosie.
En ese momento se oyó la voz de la madre de Mauricio al otro lado de la puerta.
— Es hora de cenar así que bajemos.
— Grazie, madre ya bajamos.
— La cena está lista, mi bellísima.
Los tres siguieron hasta el comedor, que había sido decorado con elegancia, y se sentó en la silla que Mauricio apartó para ella.
— Gracias.
— Mi madre quiere presentarte aparte de la familia. Además, ellos quieren conocerte querida.
— No me imaginé que tuvieras más familia. —dijo al tiempo que se sentaba enfrente de ella.
— ¿Bueno, mamá quiere que conozcas a la familia?
— ¿Sí, verdad que bueno?
— Exacto. Antonio es mi tío que es coheredero del patrimonio, hace lo posible por asistir a las cenas importantes, aunque suele dejarme a mí en los asuntos de la empresa de