Horas más tarde.
María Paz en el elegante y exclusivo cuarto de baño se dio una ligera ducha, para luego masajear su cuerpo con la exquisita crema humectante con aroma a coco. Vistió su figura con un fino y conjunto de lencería blanco, pasó el secador por su cabello, y lo dejó suelto. Observó en su mano el anillo de matrimonio, mordió sus labios y suspiro, aún le parecía un sueño.
En la habitación Joaquín había pedido una botella de champagne con exquisitas fresas y chocolate, cuando María Paz salió él la contempló admirando su belleza.
Ella sonrió.
— ¿Tengo algo extraño en el rostro? —cuestionó.
—Sí —respondió él, enseguida se puso de pie, y tomó