Voy de camino a trabajar sin saber exactamente hacia dónde va mi vida. No he logrado abrirme con mi madre y estoy aterrado de lo que pueda suceder.
El fin de semana no he hecho más que pensar en Pía, en sus ojos, su alegría y la necesidad de tenerla en mis brazos.
Dios, cuanto amo a esta mujer. Y por eso mismo creo que buscaré la manera de alertarla acerca de Marco y contarle que, de cualquier manera, llegaría a su vida ya que, si no era Luca, sería él quien me pusiera delante de Pía.
Al salir de la estación miro a todos lados, luego de mi encuentro con Gabriela no me siento seguro en ninguna parte. Siento que en cualquier momento me encontraré a esa loca y, aunque no es de caballero tratarla así, no sé de que manera referirme a una mujer que me dejó por miles de razones válidas para ella, para luego aparecer y decirme que me ama.
Llego sin novedades de la loca al edificio, saludo al portero, paso a recepción por mi identificación y me dirijo al ascen