Capítulo cuarenta y nueve: Extraña sensación
*Clinton Bratter*
Renuevo mi pie un poco inquieto mientras bebo un poco de agua en un intento de calmar la ansiedad. La demora del cliente no hace más que acrecentar mi impaciencia.
— Si no te conociera, diría que estás nervioso —comenta mi colega con una sonrisa ladeada—. ¿Sucede algo, Clinton?
— No me preguntes por qué, Richard —aludo—, pero tengo una extraña sensación en el pecho que no se va y el retraso de nuestro cliente no ayuda.
— Hombre, tranquilo —se toma la libertad de palmear mi hombro—. Vienen desde New York y ya han avisado que el vuelo se ha retrasado.
— Viajan en un avión privado, Richard —aclaro—. ¿De verdad creíste esa excusa barata?
— No lo sé, eso debería preguntártelo yo —rebate mi compañero—. Al igual que tú, trabaja con su novia. ¿Cuántas excusas habéis puesto Blair y tú cuando os encontráis... oc