Por la noche y despues de ducharme, seque mi cuerpo con la toalla, me puse un tanga de color rojo como mi vestido. Largo de gala como Giuliano quería, con una abertura desde mi cadera hasta mis pies, espalda desnuda y un tirante cruzado en mi escote, me recogí el pelo, me pinte con un color rojo en mis labios y colores suaves en el rostro, cogí mi bolso de mano, salí del dormitorio acercándome al salón donde mi marido me esperaba con un vaso de whisky en su mano. Cuando entré me miró de arriba abajo, mojándose los labios mientras se acercaba a mi, dejó el vaso en la mesa y rodeo mi cintura con su brazo
— Cambiate el vestido y quitate la pintura de los labios, vas demasiado provocativa y no me gusta que miren lo que es mio — me dijo
— Pues lo siento por ti, pero esto es lo que hay, no pienso cambiarme y si no te gusta quédate tú porque yo voy a ir al evento ¿que decides Giuliano? — le dije
— Querida no me busques, porque aún puedo ser peor contigo y no quieras saberlo, no te gustaría