Por la mañana mi marido me despertó sintiéndome llena de él, mientras mordía mis pechos y cada uno de mis pezones, no le pude decir nada, porque yo también deseaba que me hiciera suya, rodeé sus caderas con mis piernas, rodeando su cuello con mis brazos y clavando mis uñas en su desnuda espalda, mientras los movimientos de mi marido cada vez eran más fuertes
— Buenos días — le dije sonriendo
— ¿Te gusta despertar así? que tu marido te haga gritar de placer por las mañanas — me decía jadeando
— Me encanta, pero a mi tambien me gustaria darte placer — le dije sintiendo unas descargas eléctricas seguidas de un increíble orgasmo
Giuliano siguió dándome fuertes embestidas durante unos minutos, hasta que lo vi cerrar sus preciosos ojos y gruñir cuando me lleno con su semilla, mirándome mientras lamía mis labios y besaba mi cuello tumbandose después al lado mío poniendo su mano en mi vientre.
Seguimos acariciándonos hasta que empezó a sonar su móvil que tenía encima de la mesilla de noche,