Annie y Salvador inician la primera fase de su plan. Se adelantan para interceptar a Vanessa antes de que regrese a la cocina, donde fingirá ser una loba obediente, digna de ser la futura Luna de Lunas.Annie, utilizando su poder mental, se adentra en la mente de Vanessa y le susurra con suavidad, pidiéndole que cierre los ojos y se duerma profundamente. Al instante, la mujer cae rendida en un sueño profundo.Salvador, con rapidez pero también con una extraña ternura, la toma en brazos.La cercanía de su cuerpo provoca una sensación eléctrica que recorre su ser, haciendo que su corazón se acelere, incapaz de evitar sentir una necesidad primitiva de deseo en su interior.Sin perder tiempo, Annie abre un portal, llevando a Salvador y a Vanessa hacia la cabaña preparada especialmente para su estadía.El ángel, con cuidado, la acuna en sus brazos como si cargara el tesoro más delicado del mundo. La lleva hasta la recámara de la cabaña y la acomoda suavemente sobre la cama, sin poder apart
El Alfa, el Beta y Júpiter llegan a los establos donde los caballos ya están ensillados. Los tres montan con la gracia, la postura recta y la confianza que parecen irradiar sin esfuerzo.Lennon cabalga al lado de Júpiter, quien se acomoda con elegancia como una diosa amazona, mientras Arón, con la apariencia de Salvador, los sigue de cerca.—¿No creen que perdemos tiempo valioso desplazándonos así? —protesta Júpiter con fastidio, sus ojos recorriendo el paisaje con desinterés—. ¿Por qué no abrir un portal o movernos a hipervelocidad? Esto es lento y aburrido.Lennon, curioso por la respuesta del Alfa, levanta una ceja, atento.Arón lanza una mirada seria hacia Júpiter. Su voz, segura y calma, resuena en el aire.—Júpiter, no podemos generar más eventos. Mi Potra ya creó un portal para llevar a Salvador y Vanessa. Si abrimos otro tan cerca, atraeremos la atención de los dioses. Y aún no sabemos quiénes son aliados y quiénes enemigos, así que lo mejor es no provocarlos.Júpiter sonríe c
En el castillo, Annie toma el lugar de Vanessa con facilidad. Alcanza a leer en su mente: una niña consentida, malcriada por papi y con un ego suficientemente grande para creer que el mundo entero gira a su alrededor. Entonces, le será muy fácil llevar a cabo sus planes.Se dirige a la cocina y se ofrece a ayudar. La nueva actitud que muestra la futura Luna desconcierta a la servidumbre, pero les agrada.Las mujeres, ocupadas con los preparativos, agradecen un par de manos extras. Con movimientos rápidos y precisos, Annie prepara una deliciosa salsa que cubre el lomo. Le ha agregado un ingrediente secreto. Sonríe ante su ingenio.—Voy a alistar la mesa —dice con una sonrisa pícara.—Luna, no sé qué mantel usar. A la madre Luna no le gustó la decoración de la señorita Annie y se deshizo de los anteriores —expresa con temor una de las empleadas mientras mueve con nerviosismo las manos.—No te preocupes. A mí me gustó. Me parece que esa señorita, que no he tenido el gusto de conocer, tie
Narrador omnipresente—¡Deténganse! Parecen animales salvajes, sin educación —gruñe Virginia, levantando la voz con fuerza, tratando de imponer orden mientras observa cómo esos viejos estúpidos destrozan sus muebles, sumidos en el caos.—¿Animales salvajes? ¡Lo dice la hiena que humilla a su propio hijo con tal de seguir aferrada al poder! —responde Octavio, avanzando hasta quedar frente a Virginia. No puede contener su lengua, que parece tener vida propia y transmitir lo que su mente piensa.—¡Ja, ja, ja! Habla el lacayo que se ha pasado toda su vida arrastrándose a sus pies como un perro hambriento esperando que le arrojen un pedazo de pan —se burla Clemente, el ex Alfa del Sur.Los comentarios desproporcionados encienden aún más la tensión en el ambiente.Clemente le lanza un puñetazo directo al rostro de Octavio. Su ataque está cargado de furia y celos, un impulso que no puede contener.—¡Malditø traidor! —ruge Octavio, devolviéndole el golpe. Su puño conecta con la mandíbula del
—¡Ay! —exclama Annie, llevando una mano a su vientre. Es la primera vez que siente una patadita de la bebé, pero el gesto de ternura no aleja la angustia que crece en su pecho a cada segundo.Sin dudarlo, cierra los ojos y concentra su mente en ubicar al perro, transformándolo rápidamente en la figura poderosa e imponente del Alfa.Espera que Salvador esté lejos de Vanessa; si no, su verdadera identidad quedará al descubierto, igual que la de Arón. Un efecto dominó que podría acabar en desastre.—¡Ay! —grita de nuevo, más fuerte. Los pasos de su fiel amigo resuenan en la figura del Alfa, aproximándose a toda velocidad.Él no pronuncia ni una sola palabra. La carga con cuidado y atraviesa el lugar, lanzando un vistazo severo a los rostros de los ancianos, quienes permanecen desconcertados.Ninguno se atreve a intervenir, prefiriendo regresar al comedor para limpiar el desastre.Al llegar a la habitación del Alfa, Annie le indica con un leve movimiento que la baje. En cuanto siente el s
—¿Dónde demonios estás? —La voz de Hades retumba en la mente de Mara como un rugido infernal, cargado de irritación, como si quisiera partirle el cráneo en mil pedazos. Mara se detiene en seco. Sus sentidos se colocan en alerta. «¿Me descubrió?», se pregunta. Pero no, eso es imposible. «He sido demasiado cuidadosa», concluye. Su proyección en el inframundo, utilizando el alma de una huésped, es magistral. Burlar al dios del engaño durante tantos años es una hazaña única. En la superficie utiliza cuerpos ajenos. Nadie podría sospechar. «Algo más está sucediendo», analiza, mientras su mente trabaja a toda velocidad. De mala gana, debe abandonar a su yerno. Quería examinar la mordida, asegurarse de que no estuviera contaminada, pero no puede darse el lujo de dejar sola el alma que la reemplaza. Antes de partir, se asegura de que el Alfa, Júpiter y el cuñado estén a salvo. Con solo tronar los dedos, los teletransporta al castillo. No hay tiempo que perder; debe responder al llamado
Annie viste un elegante vestido rojo de seda y tul delicado. El velo que cubre su rostro añade un toque de misterio y sofisticación, aunque solo está ahí para ocultar su identidad mientras los invitados piensan que es Vanessa.Quiere convencerse de que solo son nervios, algo pasajero, pero en el fondo sabe que no es así. Cada célula de su cuerpo le grita que algo terrible está por suceder.La actitud fría y cortante de Arón la tiene desconcertada. El hombre amoroso y cariñoso ha desaparecido; ahora es alguien distante, casi irreconocible.A eso se suma el rechazo de Thor.Su lobito.Una conexión que siempre ha sido especial, ahora parece no existir, sin motivo aparente. Todo a su alrededor le grita que algo terrible está ocurriendo,, pero no logra descifrar qué.Ha intentado comunicarse con su madre, buscando respuestas, y también con Salvador, pero ninguno responde. Ese silencio solo incrementa su angustia.Júpiter todavía está demasiado débil.Lennon le contó lo sucedido con las cac
De pronto, unas manos fuertes la sujetan. Annie no puede moverse. Su instinto la hace luchar desesperada, pero las manos son firmes, controladas, y logran inmovilizarla.—Cálmate, Annie. Tenemos que salir de aquí —le susurra Salvador cerca del oído.POV. Arón.Salgo del castillo. Mi único pensamiento es alejarme lo más lejos posible, encontrar un lugar seguro. Necesito aislarme, liberar a Thor y permitirle tomar el control. Pero algo en mi camino me detiene de golpe.A lo lejos, una figura inconfundible aparece. Pero no puede ser real. No después de haberlo sepultado. Sin embargo, es él; Jarek. Y a su lado está la mujer más detestable: mi madrastra.Mi mente intenta procesarlo. "¿Acaso todo fue una mentira?"Siento un destello de alegría al ver a mi hermano con vida, pero esa sensación se desvanece en un instante, al recordar su crueldad.Ese desgraciado solo quería mi muerte, y de la manera más cruel. Quiso apropiarse de mi pareja para matarme de dolor.El aire se vuelve más pesado.