Capitulo 36.
-¿A dónde dijiste que vamos?-Le pregunté a Salvatore y me mira entrecerrando los ojos por unos cortos segundos.
-No te dije hacia dónde vamos-Vuelve a mirar a la carretera- Y tampoco lo haré, se supone que es una sorpresa.
-No se vale, mejor dime.
-No.
-Es que no me gustan las sorpresas, son muy... Sorpresivas.
Rie entre dientes.
-Eso ni siquiera tiene sentido.
-Para mi lo tiene, porque no me gustan las sorpresas.
-Muy bien-Detiene el auto sin apagar el motor-Ya estamos cerca así que mejor te coloco ésto-Saca un pañuelo de la guantera.
-No me vas a tapar los ojos.
-¿Puedes por favor colaborar?, Ya ésto me resulta difícil, yo no soy del tipo de hombre detallista.
Es cierto, él se esta esforzando y yo solo le complicó la cosas, además, se ve entusiasmado y eso me parece dulce.
-Adelante-Digo girandome en el asiento para darle la espalda y que así pueda vendarme los ojos.
Cierro los párpados y siento cuando me coloca la tela y hace un nudo en la parte de atrás de mi cabeza.