LA AMANTE VIRGEN. CAPÍTULO 41. La inocencia perdida
LA AMANTE VIRGEN. CAPÍTULO 41. La inocencia perdida
El sonido de la ducha le estaba rompiendo a Blake el corazón, porque cuanto más se alargaba, más sabía que Charlotte estaba haciendo un intento desesperado por limpiarse de todo lo que le había sucedido.
Su primer instinto, el más fuerte, lo llevaba a abrir aquella puerta, meterse con ella debajo de la ducha, besarla, abrazarla y decirle que absolutamente nada iba a pasarle porque él no lo permitiría de nuevo, aunque tuviera que convertirse en su sombra para siempre. Sin embargo, su parte tristemente racional sabía que no podía hacerlo, que tenía que darle el espacio suficiente para que ella se enfureciera, se desahogara, gritara, llorara, e hiciera lo que tuviera que hacer para estar mejor.
Así que hizo lo único que podía en ese momento, que era apartarse un poco e ir a la cocina por un vaso de leche o a preparar algo de té. Realmente ni siquiera sabía cómo estaba andando, porque la impotencia que lo dominaba era mayúscula. Sin emba