CAPÍTULO 60. Un investigador privado
CAPÍTULO 60. Un investigador privado
Beast salió corriendo a su encuentro y Scott casi tuvo que quitársela de encima para que no la lastimara con ese cariño rudo con que se parecía tanto a él mismo.
Esa noche Alexa tuvo sueños pesado y convulsos. Recordaba la desesperación del accidente, la tristeza de saber que la había traicionado la persona que más amaba e el mundo.
Después de eso había jurado que no volvería a enamorarse. ¡Nunca más! ¡Nunca más! Siempre se repetía lo mismo, pero era muy difícil ignorar lo que sentía por Scott.
—Te extrañé —susurró en la madrugada contra su piel y solo lo vio sonreír a la débil luz de la lámpara antes de abrir los ojos y mirarla.
—No me engatuses, Alexa, que no te voy a hacer nada. Estás de reposo. ¡Reposo! ¿Entendido? —Ella hizo un puchero de protesta, y Scott sonrió mirando al techo—. ¡Maldición, mujer, me vas a matar del corazón! ¡Dije que no!
—Está bien, pero al menos me das unos besitos. ¿Pequeñitos?
Scott la besó despacio, disfrutándolo y mir