CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 40. Un poquito de confianza en sí misma
El viaje de regreso a la ciudad fue tranquilo… más o menos. Chloe se pasaba el camino lanzándole miraditas a Elías, que tenía el volante apretado como si de verdad la camioneta fuera a escaparse volando.
—¿Por qué estás tan sudado?