ROJO PROMESA. CAPÍTULO 20. Verdades y mentiras
—¡Ainara, basta! —exclamó Lugh y en el mismo instante Mauro lo señalaba con rabia.
—¡No te atrevas a levantarle la voz! —lo retó—. Mejor respóndele. ¡Dilo! ¡Si es verdad que la conociste antes que todos, si es verdad que tu padre…! ¡¿Qué demonios tení