Milo se agachó para recibir a Niko, que corría hacia él con los bracitos abiertos, esperando siempre su avioncito para que Milo lo levantara por el aire y le hiciera dar un par de volteretas.
—¡Campeón! ¿Qué haces aquí? ¡Pensé que irían al parque en la mañana! —dijo cargándolo y dándole un sonoro b