Chiara asintió mientras se despedía y fue a acostarse arropada en la manta. No durmió ni mejor ni peor que cualquier otra noche, porque entre el embarazo y los malos sueños no descansaba mucho, pero al día siguiente aquello no salía de su cabeza.
—¿Chiara? ¡Chiara! —la increpó Víktor viendo que ell