Danna estaba de pie en la parte trasera de la tienda, hipnotizada por sus pensamientos, cuando entró su jefe. Se detuvo frente a ella y la miró con ojos curiosos.
—¿Estás bien? —le preguntó, midiendo su expresión.
—Oh, sí —murmuró Danna, parpadeando para salir de su trance—. Sí, estoy bien. Es sol