—¿Sabes por qué no tenemos una mesa aquí? —preguntó Jhon pateando la silla para llamar su atención—. Porque no queremos que te pongas cómoda, que te recargues, que creas ni por un instante que esto será un interrogatorio amigable.
Ailsa sacudió las manos esposadas a la silla y lo miró con ojos muy