Zack no podía creerlo.
—Dime que esto de verdad se terminó —pidió mientras se cepillaba la boca por centésima vez.
—¡Y ahora le whisky! —lo apuró Andrea y Zack estalló en carcajadas antes de beber de aquel vaso—. Listo, desinfectado por dentro, ahora al baño que te tienes que voy a restregar bien.