Bastián
Liam caminó tres pasos antes de girar su pequeño rostro hacia el, Bastián asintió con el nudo en su estómago aflojándose. Liam se giró de nuevo y se dejo arrastrar por Sofía. El oso de peluche se levantó dándole la espalda a ellos. Bastián lo observó. Metió las manos en los bolsillos, aclarándose la garganta.
Aunque parecía imposible de percibir, el oso enorme se crispo como si se acabase de dar cuenta de lo que había hecho y peor aún, estuviese delante del hombre que le daba una mirada inquisitiva.
Bastián estaba a punto de hablarle cuando el oso saltó, seguido de un leve “¡Bum!” el quedó perplejo. Cientos de papeles brillantes volaron por los aires, cayendo a su alrededor como una lluvia de colores.
—Qué hermoso —comentó Camille mirando los papeles caer sobre ellos.
Uno de los papeles se enredó en el cabello de Bastián. El resoplo intentando quitarlo. Se percató que el oso dirigía todo su semblante h